Cuan emocionante es el hecho de oír repicar las campanas de la justicia en todo Colombia indicando que aún hay magistrados honestos que sacaron de las cárceles de la injusticia a un valiente e inteligente hombre que le sirvió y le seguirá sirviendo a la patria con honor y honestidad. Hoy los grillos y las cadenas con que lo ataron los corruptos durante ocho años y medio se rompieron con la herramienta poderosa de la verdad. ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! es el grito de gozo que hoy lanzamos, con lágrimas en los ojos, los colombianos de bien y los soldados que con honor hemos servido a Colombia fieles al juramento que le hicimos a Dios, de frente a la bandera, en el altar sacrosanto de la Patria.
¡Oh!, que bueno será ver de nuevo a al hombre amante de Dios, de la patria, de la esposa y de los hijos transitando en libertad con la frente en alto después de su largo e injusto cautiverio. Nuestro Dios permitió que sufrieras este calvario como lo hizo con Jesús para que sigas dando testimonio de su existencia sin temor a los enemigos y a los judas que se venden por monedas.
Alfonso Plazas Vega: Durante el tiempo que estuviste encarcelado mostraste a los colombianos y al mundo tu reciedumbre y tu valía como soldado de honor de un ejército triunfante y valeroso al cual servimos y amamos. Tú eres hoy ejemplo para los soldados y ciudadanos que quieren ver una Colombia grande respetada y libre sin tenerle miedo al sacrificio que se tuviere que pagar. Los pueblos y ejércitos que desean proyectar su futuro requiere de hombres probos con ideas creadoras, como Nariño y como tu, que han logrado duras batallas contra los detentadores del poder que ejercen la autoridad a espaldas del pueblo y que niegan con sevicia el ejercicio de la libertad o contra aquellos, que comprados y con ideologías foráneas , quieren imponer la tiranía para someter a pueblos ignorantes, indiferentes e indolentes.
Bienvenido a la libertad, general, de generales que por envidia, miedo e incapacidad no le otorgaron el ascenso.
Abrazos para ti y para toda la familia.
A la patria no le pido nada; tan solo quiero seguir sirviéndole con honor y honestidad hasta la muerte
Héctor José Corredor Cuervo
Miembro Permanente y Doctor Honoris Causa en Literatura de la Academia Mundial de Arte y Cultura -WAAC – UNESCO